Saint-Rémy-de-Provence
Saint-Remy-de-Provence es uno de los pueblos más bonitos de la Provenza francesa. Aquí vivieron artistas como Van Gogh o Nostradamus (su villa natal). Pasear por las pequeñas calles de Saint-Rémy-de-Provence es un auténtico placer y los domingos hay un pequeño mercado muy interesante donde se puede degustar el típico tapenade francés, que es un paté de olivas.
Saint-Remy-de-Provence está muy cerca de las ruinas romanas de Glanum, donde vale la pena hacer parada para poder pasear entre los restos de una de las ciudades romanas de mayor importancia en la región –hay que pagar entrada–, así como contemplar uno de los mausoleos romanos más grandes y mejor conservados de todo Europa, el mausoleo de Glanum, así como un arco del triunfo. Visitar estos restos sí es gratuito.
Les Baux
Muy cerca de Saint-Rémy-de-Provence, encima de una impresionante peña y después de conducir entre decenas de campos de lavanda se llega al Chateau de Les Baux, donde sólo será posible aparcar el coche en el exterior, en un parking de pago –con un precio de 3€–, aunque avisamos que puede ser complicado encontrar aparcamiento en fechas muy turísticas, ya que Les Baux es uno de los pueblos más visitados de Francia. Con una veintena de casas sobre la peña y un impresionante castillo, se tienen vistas privilegiadas de los campos de lavanda de la Provenza. Allí podemos recorrer los restos del castillo que demolieron las fuerzas del Cardenal Richelieu gracias a una visita guiada, o simplemente recorrer las calles empedradas y bastante empinadas del pueblo, tomando un café o unos crépes en cualquiera de sus pequeñas terrazas.
Lacoste
Lacoste fue uno de los pueblos que más me gustaron de la Provenza (juntamente con Saint-Rémy-de-Provence), aún estando en él apenas un par de horas. Lacoste, como otros pueblos de la región, vuelve estar colgado de una peña enfrente de otra peña con una villa que parece una réplica a la lejanía, Bonnieux. Lacoste tiene todas sus calles empedradas y aun mantiene un ambiente que te transporta tres siglos atrás.
Como curiosidad comentar que en Lacoste era dónde el marqués de Sade tenía su residencia en el siglo XVIII. Allí vivió en el castillo que hay en el punto más alto del pueblo aunque actualmente sólo han sobrevivido cuatro paredes, pero se puede acceder gratuitamente hasta su punto más elevado. En Lacoste el marqués de Sade se vió envuelto en incidentes con mujeres y la policía, cosa que le llevó a descansar sus huesos en prisión. El castillo fue destruido parcialmente en 1779. Actualmente vive el diseñador de moda Pierre Cardin, que está restaurando el castillo y realiza actos culturales en el mismo.
Lacoste fue uno de los pueblos que más me gustaron de la Provenza (juntamente con Saint-Rémy-de-Provence), aún estando en él apenas un par de horas. Lacoste, como otros pueblos de la región, vuelve estar colgado de una peña enfrente de otra peña con una villa que parece una réplica a la lejanía, Bonnieux. Lacoste tiene todas sus calles empedradas y aun mantiene un ambiente que te transporta tres siglos atrás.
Como curiosidad comentar que en Lacoste era dónde el marqués de Sade tenía su residencia en el siglo XVIII. Allí vivió en el castillo que hay en el punto más alto del pueblo aunque actualmente sólo han sobrevivido cuatro paredes, pero se puede acceder gratuitamente hasta su punto más elevado. En Lacoste el marqués de Sade se vió envuelto en incidentes con mujeres y la policía, cosa que le llevó a descansar sus huesos en prisión. El castillo fue destruido parcialmente en 1779. Actualmente vive el diseñador de moda Pierre Cardin, que está restaurando el castillo y realiza actos culturales en el mismo.
Le Castellet
Cerca de Saint-Rémy-de-Provence también se encuentra el bonito pueblecito de Le Castellet, ubicado una vez más en lo alto de otra peña. Es un buen lugar para pasear visitando sus pequeñas calles y su iglesia. En la plaza principal hay un “castillo” con una interesante torre.
Cerca de Saint-Rémy-de-Provence también se encuentra el bonito pueblecito de Le Castellet, ubicado una vez más en lo alto de otra peña. Es un buen lugar para pasear visitando sus pequeñas calles y su iglesia. En la plaza principal hay un “castillo” con una interesante torre.
Roussillon
Roussillon es, nuevamente, otra pequeña aldea que se encuentra encima de una peña, pero su peculiaridad es que la peña está formada por rocas pigmentadas de color ocre. Esta villa es conocida como el Colorado de la Provenza. Como curiosidad comentar que el escritor Samuel Beckett se ocultó en Roussillon durante la Segunda Guerra Mundial. Compuesto de pequeñas plazas y estrechas calles, Roussillon es otro lugar tranquilo y apartado de la Provenza que te permitirá alejarte del mundanal ruido, y saborear tranquilamente la cotidaniedad de un pueblecito del sur de Francia. No dejes de tomar un café en una de sus terrazas…
Roussillon es, nuevamente, otra pequeña aldea que se encuentra encima de una peña, pero su peculiaridad es que la peña está formada por rocas pigmentadas de color ocre. Esta villa es conocida como el Colorado de la Provenza. Como curiosidad comentar que el escritor Samuel Beckett se ocultó en Roussillon durante la Segunda Guerra Mundial. Compuesto de pequeñas plazas y estrechas calles, Roussillon es otro lugar tranquilo y apartado de la Provenza que te permitirá alejarte del mundanal ruido, y saborear tranquilamente la cotidaniedad de un pueblecito del sur de Francia. No dejes de tomar un café en una de sus terrazas…
Isle Sur la Sorgue
Isle Sur la Sorgue es un típico pueblo francés, en el sentido más turístico, con cafés y terrazas muy coquetos y concurridos. Un río atraviesa el pueblo en esta ocasión, y cuando lo visitamos pudimos visitar un mercado de antigüedades bastante interesante. Nosotros comimos en Isle Sur la Sorgue y aunque es un pueblo bastante turístico vale la pena realizar una breve parada, y pasear por su centro.
Isle Sur la Sorgue es un típico pueblo francés, en el sentido más turístico, con cafés y terrazas muy coquetos y concurridos. Un río atraviesa el pueblo en esta ocasión, y cuando lo visitamos pudimos visitar un mercado de antigüedades bastante interesante. Nosotros comimos en Isle Sur la Sorgue y aunque es un pueblo bastante turístico vale la pena realizar una breve parada, y pasear por su centro.
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